viernes, 19 de agosto de 2011

EL ROMANTICISMO ESPAÑOL

La aparición del Romanticismo en España vino condicionada por factores extranjeros y nacionales. Entre los extranjeros se cuenta el auge de la burguesía, con la valoración que esta clase social daba al individuo y la subjetividad, puesto que era una clase que se había hecho a sí misma frente al dominio de la aristocracia. La burguesía acarreaba una ideología propia, el liberalismo, así como un sentimiento político muy determinado, el nacionalismo. ElRomanticismo en general se define, pues, como un arte burgués: dependiente del individuo, subjetivo, orientado a los valores de la propia nación que se buscan en el pasado. A través de este hilo pasamos a los factores nacionales que configuraron el Romanticismo español: existe un romanticismo popular, más como un sentimientoque como un sistema de pensamiento. Éste vino determinado por la invasión de España por las tropas napoleónicas. La Guerra de Independencia española fue la primera guerra romántica de la Historia, llevada a cabo por el pueblo, organizado espontáneamente en guerrillas para combatir al invasor extranjero. Curiosamente, este deseo de defender la patria frente al extranjero era una idea inculcada precisamente por el enemigo, Francia, la Ilustración y el propio Napoleón, que utilizaron este principio para potenciar su propia fuerza, y altransmitirlo a los territorios conquistados sentaron las bases de la rebelión. Ese romanticismo popular es de fecha temprana, idealista, liberal y produjo la primera Constitución española, promulgada en Cádiz en 1812.
LEE MÁS:
http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/2romanti.htm (TODO ELCONTEXTO Y REPRESENTANTES)


BÉCQUER (POETA POSROMÁNTICO. APARICIÓN TARDÍA)


http://albalearning.com/audiolibros/becquer.html ( PARA LEER Y ESCUCHAR SUS POEMAS)


La inmensa fama literaria de Bécquer se basa en sus Rimas, que iniciaron la corriente romántica de poesía intimista inspirada en Heine y opuesta a la retórica y la ampulosidad de los poetas románticos anteriores. La crítica literaria del momento, sin embargo, no acogió bien sus poemas, aunque su fama no dejaría de crecer en los años siguientes.
Las Rimas, tal y como han llegado hasta nosotros, suman un total de ochenta y seis composiciones. De ellas, setenta y seis se publicaron por vez primera en 1871 a cargo de los amigos del poeta, que introdujeron algunas correcciones en el texto, suprimieron algunos poemas y alteraron el orden del manuscrito original (el llamado Libro de los gorriones, hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid). El contenido de las rimas ha sido dividido en cuatro grupos: el primero (rimas I a XI) es una reflexión sobre la poesía y la creación literaria; el segundo (XII a XXIX), trata del amor y de sus efectos en el alma del poeta; el tercero (XXX a LI) pasa a la decepción y el desengaño que el amor causa en el alma del poeta; y el cuarto (LII a LXXXVI) muestra al poeta enfrentado a la muerte, decepcionado del amor y del mundo. Las Rimas se presentan habitualmente precedidas de la "Introducción sinfónica" que, probablemente, Bécquer preparó como prólogo a toda su obra.
Su prosa destaca, al igual que su poesía, por la gran musicalidad y la sencillez de la expresión, cargada de sensibilidad; siguiendo los pasos de Hoffmann y Poe, sus Leyendas recrean ambientes fantásticos y envueltos en una atmósfera sobrenatural y misteriosa. Destacan por ese ambiente de irrealidad, de misterio, situado siempre sobre un plano real que deforma y desbarata. Así, en La Corza blanca, donde la protagonista se transforma de noche en el citado animal; o en El monte de las ánimas, en la que el mismo escenario de un paseo amoroso se transforma en el campo del horror fantasmal y en la que el terror llega hasta la alcoba mejor defendida y adornada; o, por fin, en Los ojos verdes y, sobre todo, El rayo de luna, donde lo irreal, enfrentado a la realidad, hace optar a los protagonistas por el sueño, por la locura en la que quieren vivir lo que la realidad les niega. Son logradas las descripciones de ambientes: del barullo de la entrada en la catedral en Maese Pérez, el organista, al silencio del claustro en El rayo de luna, o las procesiones fantasmales de La ajorca de oro y El Miserere.

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